Había sido una mala idea alejarnos
del campamento sin avisar a dónde íbamos. De todas maneras, nosotros tampoco lo
sabíamos. Mis hermanos y yo siempre fuimos curiosos y solo queríamos explorar
el bosque. Ya habíamos estado caminando por un tiempo cuando nos dimos cuenta
que era de noche y estábamos perdidos, por lo que paramos en un claro rodeado
de pinos a descansar. Detrás de esos árboles, la noche se agitaba como un
avispero y las sombras silenciosas anunciaban lo peor.
Estábamos
preocupados por no poder nunca encontrar el camino de vuelta al campamento,
cuando escuchamos el sonido de un motor; y de las sombras, salieron cuatro
personas. Tenían un aspecto amigable, pero una parte de mí desconfiaba.
Ofrecieron llevarnos a su pueblo y mi hermano, por el simple hecho de ser el
mayor, decidió por nosotros que era seguro ir. Ganaría poco con la decisión que
había tomado. Ellos nos llevaban en la parte de atrás del camión, que era
similar a una jaula. A mí me pareció un poco extraño pero de todos modos, mis
hermanos y yo habíamos aceptado pasivamente la situación.
Estuvimos
en el camión lo que pareció una eternidad hasta que llegamos a un campamento. El
lugar era muy rudimental, yo había creído que estaba abandonado. En el centro
del lugar había lo que parecía ser una plataforma con jaula para animales
grandes.
Entonces
fue cuando me di cuenta de que algo andaba mal. Estaba a punto de decirles esto
a mis hermanos, cuando un grupo de los que parecían ser cazadores subió al
camión y me dejaron solo. A mí me llevaron a un rincón alejado de la plataforma
y me dejaron solo. Desde allí pude ver cómo a mi hermano mayor lo encerraban en
una jaula gigante donde todos podían verlo en la plataforma que ya antes había
visto.
En
ese momento comprendí que no eran personas normales, eran caníbales. Entonces
entendí a qué se habían referido cuando en el camión habían dicho que ese día
sería su día de suerte y que iban a
tener un gran festín. Supe que querían subastar a mi hermano mayor era muy
musculoso y que a mí no me querían porque era huesudo, pero no entendía a dónde
se habían llevado a mi hermano menor a quien no había visto en ninguna parte
desde la separación y me di cuenta de que, al ser tan esquelético, podía
zafarme de las cadenas fácilmente. Aprovechando que nadie me miraba porque
todos estaban ocupados en mi hermano, me desaté y empecé a correr.
No
sé por cuánto tiempo estuve corriendo hasta que vi señales de civilización. Fui
directo a la policía y les conté lo que me había ocurrido. Ellos me dijeron que
esto había estado pasando por años pero que solo me ayudarían si lo mantenía en
secreto confidencial. Yo acepté y los guié hacia donde creía que el campamento
estaba, pero solo quedaba la plataforma.
Hasta
el día de hoy no sé nada de mis hermanos, pero llegué a la conclusión de que a
mi hermano mayor se lo comieron y que mi hermano menor ya es uno de ellos.